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Nuevo León alcanzó en 2024 el nivel más bajo de pobreza registrado en su historia. De acuerdo con el INEGI, la pobreza extrema se redujo de 2.1% en 2020 a 0.5% en 2024, lo que significa que alrededor de 90 mil personas dejaron atrás condiciones graves de carencia. En términos generales, el porcentaje de población en situación de pobreza pasó de 24.3% a 10.6% en el mismo periodo, con 776 mil habitantes mejorando sus condiciones de vida.
Políticas sociales y resultados medibles
Autoridades estatales atribuyen este avance a una política social integral que incluyó programas como Hambre Cero, cobertura universal en salud para casos de cáncer, escuelas de tiempo completo y apoyos a la vivienda. La estrategia “La Nueva Ruta”, coordinada por la Secretaría de Igualdad e Inclusión, se enfocó en reducir carencias en alimentación, educación, salud y servicios básicos.
En cuatro años, la carencia alimentaria pasó de 14.7% a 9.3%, el rezago educativo bajó de 14.4% a 13.3% y la falta de acceso a salud descendió de 21.5% a 15.8%. También mejoraron los indicadores de seguridad social, vivienda y servicios básicos.
Modelo Nuevo León: economía y política social
El gobierno estatal ha señalado que estos logros se deben a un modelo que combina crecimiento económico con políticas sociales de enfoque en derechos. La estrategia incluyó coordinación con empresas, academia, sociedad civil y organismos internacionales, con el objetivo de que los beneficios se reflejen directamente en la población.
Más de la mitad de los habitantes del estado, un 53.5%, se encuentran ahora en la categoría de “no pobres y no vulnerables”, la proporción más alta del país.
Lectura de fondo
El reto de sostener los avances
El reconocimiento de Nuevo León como líder nacional en la reducción de la pobreza abre nuevas preguntas sobre la sostenibilidad de los resultados. La mejora se da en un contexto de recuperación económica tras la pandemia, acompañado de políticas sociales focalizadas. Sin embargo, persiste el desafío de consolidar los avances, cerrar brechas y evitar retrocesos en medio de escenarios económicos cambiantes.
La reducción histórica de la pobreza en el estado no solo muestra el impacto de la política pública cuando se combina con crecimiento económico, sino que también plantea un reto de continuidad: convertir un logro estadístico en una transformación estructural duradera.