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La energética española Iberdrola anunció la venta del 100 % de su filial en México a la empresa también española Cox, en una operación valuada en 4,200 millones de dólares. Con esta transacción, Iberdrola concreta su salida total del mercado mexicano, tras una serie de desinversiones iniciadas en 2024, cuando vendió al gobierno federal 23 centrales eléctricas por 6,000 millones de dólares.
El acuerdo con Cox incluye 15 plantas con una capacidad instalada conjunta de 2,600 MW —1,368 MW de ciclo combinado y cogeneración, y 1,232 MW de generación renovable—, así como la principal suministradora privada de electricidad para grandes usuarios en el país. También se transfiere una cartera de proyectos de generación de más de 12 GW y más de 800 trabajadores que formaban parte de Iberdrola México.
Reconfiguración empresarial y expectativas regulatorias
La operación, cerrada a un múltiplo de 6.5 veces el EBITDA estimado para 2025, aún debe recibir la aprobación de los órganos regulatorios mexicanos, incluida la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Cox también informó que su asamblea de accionistas —con un 84 % del capital comprometido— votará a favor del acuerdo.
Con esta adquisición, Cox adelanta tres años su plan estratégico, consolidando su presencia en el mercado mexicano con una cuota del 25 % en el suministro a usuarios calificados y ventas proyectadas cercanas a los 3,000 millones de euros en 2025. Planea invertir más de 10,700 millones de dólares en el país entre 2025 y 2030, enfocados en nuevos proyectos energéticos y soluciones hídricas.
Contexto: razones de salida e implicaciones políticas
La salida de Iberdrola ocurre luego de años de tensiones con el gobierno mexicano, particularmente durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, que criticó abiertamente los contratos firmados por la empresa bajo gobiernos anteriores. Si bien las fricciones se suavizaron tras la primera venta en 2024, Iberdrola había advertido en su reporte anual sobre “incertidumbre regulatoria” y obstáculos para operar con normalidad en el nuevo esquema de mercado eléctrico mexicano.
A nivel estratégico, la compañía decidió concentrar sus inversiones en redes eléctricas en países con mayor seguridad jurídica, como Estados Unidos y Reino Unido, donde ha desplegado una parte sustancial de su plan de inversión de 55,000 millones de euros hasta 2031.
Lectura de fondo
Salida de Iberdrola: síntomas de un rediseño estructural en el sector energético mexicano
El retiro definitivo de Iberdrola representa más que una reestructuración corporativa: señala un giro en las condiciones estructurales del mercado eléctrico mexicano. Aunque la narrativa oficial celebra el fortalecimiento de la soberanía energética, el desplazamiento de capital extranjero y la concentración del mercado en nuevas manos privadas plantean interrogantes sobre la evolución de la competencia, la diversidad tecnológica y el acceso a energía limpia. Por su parte, Cox irrumpe con una apuesta ambiciosa respaldada por un entorno regulatorio que considera favorable. Este relevo, sin embargo, no borra la necesidad de transparencia y consistencia en las reglas del juego, si se busca atraer inversiones de largo