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Los Ángeles, EE.UU. — La cápsula Dragon de SpaceX se desacopló con éxito este viernes de la Estación Espacial Internacional (EEI) y se encuentra en ruta hacia el mar de California, donde está programado su amerizaje la madrugada del domingo 25 de mayo, aproximadamente a las 8:45 GMT.
El desacople, originalmente previsto para el jueves, se retrasó debido a condiciones meteorológicas. El regreso de la nave marca la conclusión de la misión número 32 de carga bajo contrato entre SpaceX y la NASA, dentro del Programa de Servicios de Reabastecimiento Comercial.
Materiales para el futuro espacial y tecnología avanzada
La cápsula transporta muestras científicas clave, entre ellas las del Experimento Multipropósito de la EEI (MISSE-20), que expuso distintos materiales a las condiciones extremas del espacio con el objetivo de evaluar su resistencia a la radiación ultravioleta, oxígeno atómico y partículas cargadas. Estos estudios podrían derivar en avances en la fabricación de escudos térmicos y estructuras espaciales resistentes.
También regresa a la Tierra el brazo robótico Astrobee-REACCH, que completó con éxito pruebas de agarre y reubicación de objetos, funciones clave para el mantenimiento de satélites y la posible recolección de desechos espaciales en misiones futuras.
La carga incluye además la tecnología OPTICA, desarrollada para mejorar la transmisión en tiempo real de imágenes en ultra alta definición desde el espacio hacia la Tierra, y una selección de libros del proyecto educativo “Cuentos desde el espacio”.
Más de dos toneladas de suministros y ciencia
La cápsula Dragon había llegado a la EEI el 22 de abril con más de 2,500 kilogramos de carga, que incluían experimentos sobre organismos biológicos, repuestos y alimentos para los astronautas.
El amerizaje será coordinado por el equipo de control de misión de SpaceX, con sede en Hawthorne, California.
Lectura de Fondo
El retorno de la cápsula Dragon con experimentos avanzados representa mucho más que una entrega de insumos científicos: es un ejemplo del nuevo modelo operativo del espacio, donde actores privados y agencias estatales colaboran en misiones logísticas y científicas de alto valor.
La elección de materiales y tecnologías enviados y recuperados da pistas sobre las prioridades estratégicas del futuro espacial: sostenibilidad, automatización y protección ante condiciones extremas. MISSE-20 y Astrobee no son solo pruebas, sino eslabones de una cadena que busca facilitar operaciones autónomas y prolongadas en órbita.
En paralelo, la inclusión de materiales educativos como “Cuentos desde el espacio” refleja el interés por vincular la ciencia con la ciudadanía, especialmente niños y jóvenes. En ese sentido, cada amerizaje no solo cierra una misión, sino abre una narrativa sobre el espacio como territorio compartido entre ciencia, tecnología y sociedad.