Ciudad de México, 27 de enero de 2025 — La presidenta Claudia Sheinbaum informó que México ha recibido un total de 4,094 personas deportadas desde Estados Unidos entre el 20 y el 26 de enero, en la primera semana tras el regreso de Donald Trump a la presidencia. Según la mandataria, la cifra no representa un incremento sustantivo frente a los niveles habituales de repatriación.
De acuerdo con los registros oficiales, la mayoría de los deportados son mexicanos, aunque también se ha recibido a personas de otras nacionalidades, lo que ha implicado una coordinación con países de Centroamérica y Sudamérica.
Coordinación binacional y atención humanitaria
El Gobierno mexicano mantiene comunicación constante con las autoridades estadounidenses para manejar la situación migratoria. Se han realizado reuniones entre la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación. Hasta ahora, se han recibido cuatro vuelos civiles con personas repatriadas.
México ha comenzado a habilitar albergues en diversos puntos fronterizos y activó el programa “México te abraza”, que busca brindar atención y apoyo a los connacionales retornados. Además, se ha puesto en marcha una aplicación móvil para que los migrantes mexicanos puedan contactar a consulados y acceder a asistencia legal o económica.
Escalada diplomática en la región
En paralelo, otros países de la región han experimentado tensiones derivadas de las políticas migratorias del nuevo gobierno estadounidense. Colombia y Estados Unidos vivieron una breve escalada diplomática luego de que el presidente colombiano Gustavo Petro rechazara vuelos con deportados. Trump respondió con amenazas de imponer aranceles del 25%, aunque ambas naciones anunciaron posteriormente un acuerdo para resolver el impasse.
La mandataria mexicana destacó que estas fricciones “no son buenas ni las tarifas ni otros mecanismos” y celebró que se haya alcanzado un entendimiento diplomático.
Aunque el presidente estadounidense ha amagado con imponer aranceles similares a México y Canadá si no se frena el flujo de migrantes y drogas por las fronteras, México y EE.UU. han mantenido comunicación bilateral abierta, especialmente entre los cancilleres de ambos países.
Lectura de Fondo
La recepción de más de cuatro mil deportados en una semana, en otro momento, podría haber sido interpretada como un signo de crisis. Sin embargo, la narrativa gubernamental en México ha optado por enmarcar el hecho dentro de la normalidad estadística, matizando su impacto y evitando alarmismo. La cifra, aunque significativa, se posiciona en línea con los promedios mensuales registrados en 2024.
Este manejo discursivo permite al gobierno proyectar estabilidad en un contexto geopolítico cambiante, mientras se despliega una estrategia binacional que combina atención humanitaria con negociación diplomática. La activación de programas como “México te abraza” y el desarrollo de herramientas digitales para los connacionales buscan también consolidar una imagen de responsabilidad y previsión institucional.
El regreso de Trump, con su retórica de deportaciones masivas y sanciones, redefine el tablero regional. México, en lugar de confrontar, ha optado por una postura pragmática y cooperativa, que prioriza la protección consular y la coordinación operativa.
En este equilibrio entre firmeza diplomática y control de daños, el gobierno mexicano intenta evitar que la migración forzada escale a crisis política, tanto hacia adentro como hacia afuera. El reto estará en mantener esa línea si las cifras aumentan y si las amenazas arancelarias se concretan.